Aragón - Provincia de Huesca


San Adrián de Sásabe
(Borau, La Jacetania)
42º 40,532'N ; 0º 35,410'O      




Nos encontramos ante la iglesia de lo que fue un monasterio fundado en el siglo X. Hasta que Jaca no tuvo sede episcopal, ésta se encontraba situada en Sasabe. Tenemos constancia de la existencia de al menos cuatro obispos, Ferriolo, Fortuño, Atón y Oriol, que usaron este cenobio como sede episcopal. Cabe recordar que en esa época, no había una sede fija, si no que la mitra era itinerante entre los monasterios de Ciella, Siresa y Sasabe. Por este motivo, se cree que el Santo Grial estuvo en este cenobio antes que fuera trasladado a Jaca y posteriormente en San Juan de la Peña.

El templo actual fue consagrado el año 1104 por el obispo Esteban de Huesca y edificado sobre el anterior. Sorprende el lugar elegido para la construcción del cenobio, a pocos metros del curso del río Lubierre y en un lugar donde confluyen dos barrancos. Por lo tanto es un lugar donde se acumulan sedimentos con mucha facilidad y que habitualmente se encuentra anegado por las aguas freáticas. De hecho, en 1962, cuando se realizó la primera restauración, los sedimentos enterraban prácticamente todo el templo, hasta el punto que se utilizaba como acceso la ventana que hay encima de la puerta del muro oeste.


Esta particular ubicación obligó a los constructores a utilizar una técnica diferente para la construcción de los cimientos. No son de piedra, como es habitual en nuestro país, si no que son de madera. Este material, siempre que no varíe su estado, mantiene su estructura y firmeza. Esto provocó un problema a la hora de evitar que el agua volviera a ocupar el interior del templo. En las obras de restauración realizadas durante el año 2011 "sellaron" el subsuelo de la iglesia, pero permitiendo un pequeño flujo de agua que mantiene húmedos los cimientos, por que si se secaran se pondría en peligro la integridad de la edificio.


La iglesia es de una sola nave rectangular, con un ábside semicircular al este. Este está cubierto con una bóveda de cuarto de esfera, mientras que el corto presbiterio tiene bóveda de cañón. La nave, en cambio, tiene una cubierta de madera a dos aguas, rehecha en 1990, después de que se derrumbara la existente del siglo XVIII. Una sencilla imposta separa los muros laterales de las bóvedas de piedra. Tres ventanas de doble derrame iluminan el interior del ábside.


Exteriormente está decorado siguiendo el estilo lombardo con arcos ciegos y lesenas.


Ocho de las doce ménsulas, donde descansan los arcos ciegos, están esculpidas. La primera ménsula decorada, cuando iniciamos el recorrido desde el norte, tiene una cara humana. Algunos autores afirman que se trata de Sancho de Larrosa, abad del monasterio en el momento de la consagración del templo.


Los otros motivos son una cruz dentro de un círculo, sujetada por una mano y con dos bolas en los cuadrantes superiores, una rueda solar de seis radios, una flor de seis pétalos, una margarita, cuatro margaritas alrededor de un botón floral . Hay que recordar que la margarita es utilizada en los primeros tiempos del cristianismo como símbolo de la Eucaristía. Algunos autores creen que por este motivo el autor quiso dejar su firma en estas dos ménsulas, en forma de W.


También hay dos ménsulas donde sólo se inició el trabajo, marcando los motivos a esculpir, pero sin llegar a vaciar la piedra. En una de ellas hay una flor circunscrita de seis pétalos, rodeada de cinco parejas de círculos concéntricos, en el interior de uno de los cuales se empezó a dibujar una palmeta. En la otra, vemos una fina retícula formada por líneas diagonales entrecruzadas.

Se accede al templo por dos puertas. La más importante se encuentra en el muro oeste. Situada en un cuerpo avanzado, encontramos una portada construida en un románico pleno.


Está formada por tres arquivoltas. Las impares son planas, mientras que la central tiene forma de bocel, apoyada en dos columnas con los capiteles esculpidos. Protege el conjunto un guardapolvo ajedrezado.


El capitel del lado izquierdo está decorado con motivos vegetales de muy fina talla. Sin lugar a dudas es uno de los capiteles más bellos de la zona. El del lado derecho está muy erosionado, lo que dificulta su interpretación. Podemos ver algunas figuras, una de las cuales sostiene con sus manos un recipiente con agua. Podría tratarse de una alegoría del bautismo. Sus dimensiones son inferiores al del lado derecho, por lo que necesitó de un collarín adicional decorado con motivo de soga.


Los ábacos están decorados a base de palmetas.

Inicialmente se construyó un tejadillo que la protegía, del que no se ha conservado nada.

En el muro sur se abre otra puerta, de mucho más sencilla factura. Está formada por un arco de medio punto, protegido por un guardapolvo ajedrezado.


Cerca de esta puerta vemos un sillar donde hay una inscripción, que nos habla de la existencia de los restos de tres obispos de Aragón.


En el muro norte hay adosada la torre de campanario, que actualmente tiene la misma altura que la nave.

En las dos puertas se sustituyeron algunos fragmentos de la madera por unas rejas, supongo que para permitir la visión del templo desde el exterior y para permitir que se ventile el interior y no haya problemas de humedad. Incomprensiblemente las dimensiones de los agujeros de la reja son demasiado pequeños y no permiten ver el interior en condiciones mucho menos fotografiarlo.